Entrevistas
Acrecentando las diferencias
Autor: Paralelo Colectivo
Biografía
Pablo Remes Lenicov es un arquitecto argentino, egresado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata en el año 1999 y actual docente titular de los talleres verticales de Arquitectura y Teoría, así como responsable de la revista 47 al fondo (publicación de la FAU). Lleva a cabo su labor como investigador y docente con la búsqueda de teorías personales y la investigación proyectual como premisas esenciales, experimentando con nuevos métodos de enseñanza del proyecto. Se ha desarrollado también como docente invitado de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Torcuato Di Tella.
Entrevista 03
28 Mayo 2015
BIG SUR Café
PC: Paralelo Colectivo
PRL: Pablo Remes Lenicov
|PC| Bueno Pablo, la idea es armar una entrevista contando un poco tu vida, tu actividad, tus intereses…
|PRL| Sí, estuve viendo el temario. Es difícil porque ponerse a pensar en lo que uno hizo o hace, es un trabajo retrospectivo fuerte, que no lo hace a diario, y menos hablar de la familia, de los amigos, no es lo usual, ¿No? Uno convive con eso pero nunca lo cuenta.
|PC| Dentro de la facultad siempre se cuentan otras cosas, y no tanto cómo llegó uno a ser esa persona… pero esa es un poco la intención, en realidad, conocernos.
|PRL| Claro, conocernos. Con una cerveza de por medio sería mejor quizás (risas).
|PC| Sí, en algún momento surgió la idea, armar las entrevistas en alguna situación relacionada más con el interés de cada uno, una cena por ejemplo, pero bueno, es una propuesta un poco más compleja. En realidad queríamos primero que nos cuentes tus inicios…
|PRL| Ahí en el temario aparece la INFANCIA…mi primera casa es el barrio de 59 22 y 23, vivimos ahí unos cuantos años, yo nací en el ´73. Hasta el ´80 vivimos ahí, y después nos mudamos a otra casa cerca de 10 y 60. Entre medio, ahí en esos primeros años, viví un año en Bolivia, por parte de mi viejo, que militaba en la JP, así que tuvimos que exiliarnos, y eso es parte también de mi infancia, haber vivido en otro país y escapado…yo nunca lo sufrí, no fue una cosa difícil porque era muy chico, pero es parte también de la construcción de cada uno.
|PC| ¿A qué edad?
|PRL| Y… fue en el año ´76, yo tenía 3 años, así que no me acuerdo mucho. Tengo fotos, en realidad no sé si son imágenes o fotos, creo que son las fotos más que los recuerdos, y los cuentos.
|PC| Dicen que los recuerdos empiezan a partir de los 5 años…
|PRL| Y, puede ser, si yo me tengo que acordar…podría dibujar la casa donde viví, podría recordarla, había pocas fotos de eso, y era una situación muy especial porque mi viejo militaba, era una época complicada, entonces había que irse… tuve también un hermano más chiquito, que nació acá y falleció allá, a los 3 meses, y esto también es parte de esa primera infancia que uno va construyendo. En la casa de 59, acá en La Plata, viví hasta los 6 años, y después me mudé a 10 y 60, y esto es importante porque ahí vivía muy cerca del club del barrio Max Nordau al que fui toda mi adolescencia, entre los 10 y 20 años, y de ahí es mi grupo de amigos más fuerte de hoy, de básquet, de esa infancia/adolescencia. Además, yo llegué al club de casualidad: un día pasaba un chico caminando por la calle con una pelota de básquet y mi mamá le preguntó dónde jugaba, y ese fue mi vínculo inicial. Es un club judío, abierto a otra comunidad, una parte del judaísmo abierta, digamos, y bueno, mis amigos más fuertes son de ahí, o derivados de eso, por eso esa mudanza fue importante. Aparte, como todo club de barrio, era el deporte y la parte social: pasábamos horas adentro del club… está en 11 58 y 59, es más, creo que es una obra de Tito Tomas…
|PC| ¿Y la primera aproximación a la arquitectura?
|PRL| Vos sabés que siempre me pregunto, ¿por dónde? Quizás…mi viejo siempre tenía libros de arquitectura, mi bisabuelo era constructor, frentista, hizo el Museo Martín Fierro, el del bosque. Después me enteré de que un antepasado más pasado fue el que proyectó Palma Nova, la ciudad italiana. Así que algo vendrá por ahí, no sé, imagino. Esa es la línea paterna, vinculada a la construcción. No era un tema recurrente, pero yo siempre supe que iba a ser arquitecto, quería estudiar arquitectura, siempre. No me preguntes por qué, porque la verdad es que no sé… digo esto porque quizás pueda ser algo genético, si es que existe, aunque no creo que exista, pero algo debe haber.
|PC| ¿Y algún recuerdo, algo que te haya quedado, algún rasgo espacial que reconozcas?
|PRL| No, no… mi abuelo era fotógrafo, y nosotros pasábamos horas y horas encerrados con él, como una situación espacial extraña. Era encerrarnos en el cuarto oscuro a hacer las reproducciones, las ampliaciones, o a retocar las fotos. Todo el laboratorio que tenía, era una situación súper interesante, porque estaba en el fondo de la casa, y él tenía su espacio ahí, un cuarto oscuro muy grande. Esto como situación espacial, y como relación también con la fotografía, que es una cosa que aún hoy me interesa, trato de hacerlo, y cuando viajo cargo con el maquinón, las lentes, y demás, pero es algo que disfruto mucho. Me gustaría dedicarme más, porque aparte de que es una cosa familiar, haber vivido de chico el estar 10 minutos para sacar una foto…
|PC| ¿Innovás con la tecnología, o te mantenés más o menos siempre en lo mismo?
|PRL| Sí, las máquinas digitales… cuando tuvimos que deshacer el laboratorio, nos distribuimos las cosas, pero mi abuelo tenía una ampliadora muy grande, que se había hecho él, y tuvimos que regalarla porque nadie tenía espacio en la casa, y no existe un museo de fotografía que lo quiera, o lo pueda usar, tenía más valor sentimental que otra cosa. Pero bueno, la fotografía es algo que siempre está ahí…pero otro rastro, no sé. Libros, por ahí, que hay en casa, pero nada que pueda reconocer.
|PC| Claro, viste que hay veces que uno reproduce algunos rasgos o cosas que quedan, alguna vivencia que tuvo de chico, y que por ahí reconoce; haciendo este trabajo de retrospectiva quizás puede reconocerlas…
|PRL| Bueno, ahí en la Maestría que nosotros hacemos, Juvenal plantea el ejercicio ´la casa de la memoria´, que es terrible, porque tenés que empezar a pensar los espacios de tu niñez, y ver qué temas son recurrentes en tu actividad profesional, con respecto a esos espacios que vos habitaste. Dificilísimo, y además muy duro, porque es encontrarte con cosas, son casi sesiones psicoanalíticas, hay que saber llevarlo. Juvenal por suerte tiene la habilidad de poder llevarlo a términos de arquitectura, porque el que no está muy acostumbrado a eso, lo hace psicológico, y ahí sonaste, porque te metés en un campo que no es el nuestro, y es difícil. Pero no sé si decirte que tengo espacios que puedo reconocer en lo que hago, no sé. Habría que pensarlo bien, no sé por dónde viene, la verdad, porque si fuera más genético, quizás me dedicaría a la fotografía (risas).
|PC| Y en relación a la FAU, tu paso por la facultad…
|PRL| Yo entré en el año 1992, y me recibí en el año 1999. Pasé por todos los talleres posibles, no me quedé nunca en un taller. Había doce talleres, igual que ahora, pero yo cursé con Azpiazu, con Vicente Krause, con Milo (Sessa), con Rosenfeld, con Delucchi. Yo entré con el ‘’Flaco’’ Delucchi en el 4to año, que era su último año de taller. Fue el tipo que más me marcó, en relación con la facultad, porque llegó en el momento justo de la carrera y me hizo empezar a ver otras cosas. Era mucho más abierto, nos sentaba para que discutiéramos, alrededor de una mesa, a pelearnos; y eso estaba muy bueno como ejercicio, porque nos obligaba a hablar, no sólo del trabajo del proyecto; era una mesa grande, porque seríamos 30 o 40, él hablaba, y nos decía: ´¿y vos qué opinás? ¿Y vos? Ahora vos, contestale lo que dijo él´. Entonces nos obligaba a todos a construir un discurso, que es algo difícil, porque en realidad te hace poner en palabras cosas que a veces no hacés. Eso es lo que buscamos continuamente en la FAU, y es difícil generarlo, hay que poder hacerlo, es un ejercicio importante, y es la manera que tenés de hacer cosas, porque uno puede poner un papel arriba de una mesa y cada uno puede opinar algo, pero eso no construye nada; cuando empezás a discutir, a intercambiar, bueno, esto que están haciendo ustedes, lo hacen entre ustedes, más allá de este momento. Es intercambiar opiniones, contarse experiencias, probar cosas juntos: poner en palabras. Creo que eso es lo más difícil, de eso se ocupa el psicoanálisis: poner en palabras las cosas, el ejercicio nuestro en la facultad es eso, o debería serlo. Vos me preguntabas cómo había sido mi carrera: en 4to año, el flaco Delucchi fue un tipo que nos mostró otro panorama, y después, empezar a chocarnos la cabeza contra la pared cuando cursamos 5to y 6to en distintos talleres donde no estaba permitido opinar distinto. Yo he tenido docentes que me han dicho ´la teoría de Koolhaas no la damos por válida en este taller´, a ese nivel… ahora parece una locura, pero en ese momento estaban saliendo los primeros croquis de Koolhaas, o estaban ahí dando vueltas. El flaco Delucchi también se ocupaba de hacernos llegar ese tipo de material, y era discutir contra ese tipo de cosas, cuando uno en 5to año tampoco tiene todas las herramientas. Pero por lo menos sabíamos que teníamos dudas, o que había otras cosas, o que podíamos hacer algo distinto, que lo que nos decían podía ser, pero que también había otras líneas, y eso siempre nos pareció una mirada más crítica de lo que sucedía, la posibilidad de hacer otras cosas, una cosa personal.
|PC| Es que así es como debería ser…
|PRL| Sí, bueno, ustedes cursaron y nos conocen, fíjense que siempre intentamos remarcar el valor del alumno, del estudiante; que cada uno piense lo que tenga que pensar, y poder exponerse. Es difícil, cuesta, y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo…
|PC| También es lo que lleva más esfuerzo de uno mismo, ¿no?
|PRL| Y sí, por eso digo que trabajar en la comodidad, la comodidad entendida como el status quo, con lo que todo el mundo está de acuerdo, esa comodidad falsa, te restringe, es esto: y si salís de acá estás incómodo, todo cuesta el doble, porque tenés que decir por qué estás afuera, y por qué estás haciendo lo que estás haciendo. Pero me parece que como institución, como ámbito académico, nuestro lugar está afuera de esto, es mi opinión; y como estudiante me parecía que eso tenía que ser distinto, así que fue golpearnos la cabeza contra la pared, notas bajas… estaban siempre los alumnos que venían del taller que tenían las notas altas, y nosotros. Pero bueno, es un camino.
|PC| Lo bueno es que eso lo veías, y hoy hacés algo por cambiarlo
|PRL| Sí, eso es parte de por qué me metí en la facultad, dar clase tiene que ver con eso: que nunca nos sentimos cómodos con ese espacio de comodidad impuesta, digamos. Siempre quisimos pensar que la facultad, el ámbito académico, tiene que ser propositivo, hacer algo distinto a lo que sucede en el mercado, en la calle. Es un ámbito que tiene que servir a la sociedad en el sentido de poder progresar en algo, si vos te quedás con lo que está dado, nos quedamos. De hecho creo que gran parte de lo que sucede hoy es eso: quedarnos, pero bueno, son caminos más difíciles, más sufridos, que te obligan a estudiar mucho…
|PC| En verdad también hay que saber despertar la pasión, ¿no?
|PRL| Sí, eso está bueno, porque hoy hablábamos de mis docentes, y yo tuve a Vicente Krause, a Tito Tomas, tipos pasionales absolutamente, pero bueno, la pasión no se enseña, se puede transmitir. Vos podés ser pasional y transmitir pasión, pero no podés enseñar al otro a tenerla, entonces uno tiene que poder incentivar al otro a que se apasione con algo. Eso era (volviendo a la infancia), cuando yo estaba con mi abuelo, estar con él con lo que él hacía. Él jugaba con nosotros adentro del laboratorio, ése era su espacio, y para nosotros estaba buenísimo, porque ahí él nos transmitía esa pasión; y creo que eso es parte de lo que uno intenta transmitir es eso: hacé lo que te guste, tené pasión por algo que tengas ganas. No digo de la disciplina, tu familia, la fotografía, la arquitectura, este espacio que ustedes están armando, la cocina, lo que quieras, lo que te guste, lo que tengas ganas de hacer, después verás de qué manera, o cómo hacés para vivir de eso, pero es la manera de no trabajar nunca: hacer lo que te gusta. Todo trabajo tiene partes que no te gustan: si tenés una obra, hay que hacer el legajo, y a mí no me gusta, no me divierte, pero bueno, es parte. Tenés que hablar con un cliente, negociar cosas; esas son cosas menos agradables, pero bueno, también es parte, o para estar en la facultad y tener un taller a cargo, hay un montón de reuniones y formalismos que no se ven, y que son necesarios para poder estar, y son ámbitos que a veces son aburridos, un embole, pero que son parte de esa construcción, después hacés lo que te gusta. Eso es como armarse la base para poder divertirse: esa base hay que hacerla.
|PC| Y hay un grupo continuo para esa diversión, ¿no?
|PRL| Sí, en ese sentido, trabajar en el Instituto de la Vivienda, nos sirve de punto de encuentro con Raúl Arteca, con Pablo Szelagowski y Maria Elisa Sagués: estamos horas y horas hablando de esto, además de un montón de otras cosas que hacemos, no es que estamos todo el tiempo, pero es un ámbito que sirve un montón para eso, intercambiar cosas, material, pensar ejercicios, pensar proyectos, compartir, y construir un sentido crítico que está bueno, y es parte también de nuestra formación. Estamos todo el tiempo buscando, pensando, nos divierte. Hay otros que dicen ´esto es una porquería´ y está bárbaro, pero cada uno hace lo que puede hacer, lo importante es encontrar eso que quiere, y hablar de eso.
|PC| ¿Y cómo ves la FAU ahora en relación al momento en que vos estudiaste?
|PRL| Justo ayer hubo un encuentro en el que los talleres contaban la producción del ciclo medio, 4to año, y la veo preocupante. Yo siempre tengo una mirada muy crítica de la facultad, y eso es lo que me llevó a meterme. Me parece que hay como un intento de lo que hablábamos hoy, de comodidad, de no pelearnos, no discutir, somos todos amigos, estamos todos en contacto, opinamos todos lo mismo…hay una construcción falsa, y digo falsa porque cuando terminamos las exposiciones, después, de a 2 o de a 3 empezamos a criticar lo que había pasado antes, entonces en ese sentido no la veo bien. La veo bien institucionalmente, cómo funciona, se agrandó mucho lo que es la facultad en lo que es la gestión, antes funcionaba con 3 o 4 personas y hoy hay como 20. Todo eso, que sirve para que la facultad funcione, hace que se burocratice, lo cual es algo necesario, pero sí, para mí es una instancia en la que estamos, demasiado acomodada al mercado, absolutamente. Cuando yo empecé a estudiar, los 12 talleres tenían vertientes, estaba más marcada, había una cosa más movida en ese sentido, hoy no lo veo, o hay poco de eso. Más allá de las posiciones, porque cada uno puede tener la posición que quiera, pero por lo menos decir ´yo quiero trabajar con esto…´, bueno, está el taller que trabaja a partir de la historia, que más allá de las críticas que puede tener como taller y como objeto que se produce, hay una mirada, una posición.
|PC| En relación a eso, ¿Qué pensás del concurso de cátedras del año pasado?
|PRL| Yo creo que va a haber un cambio. Esto que pasó ayer es del año anterior, hay una nueva generación que está entrando, que un poco espero, y es lo que hemos estado hablando entre varios de los que entramos a los talleres nuevos, empezar a discutir un poquito, a pelearnos un poco, a cruzar opiniones, porque eso después se ve con los alumnos también. Se ve que uno puede disentir, que hay miradas distintas, y está bueno que eso se muestre, porque cada uno tiene su verdad, entonces está bien que eso suceda, y debería pasar más frecuentemente. Pero bueno, está siempre esta idea de que tenemos que ponernos de acuerdo; hace unos años propusimos un taller que se llamaba ´acrecentando las diferencias´ y era juntarnos dos talleres y hacer un proyecto, en comisiones o en grupos. Nos sacaron corriendo, porque ´ ¿cómo íbamos a acrecentar las diferencias? Hay que estar todos juntos, unidos…´ Y el sentido era justamente poder opinar distinto.
|PC| Es que eso también hace a la unión, ¿no?
|PRL| Claro, tal cual.
|PC| ¿Y se habla de algún carácter de facultad como FAU de La Plata? Porque hay algunas tendencias en algunas facultades hacia algunos temas…
|PRL| Sí, yo creo que sí, aunque me encantaría que suceda más…
|PC| Pero digamos, como Facultad entera, que en ese caso sería como unificar un poco todas las opiniones.
|PRL| Claro, vos decís, como si hubiera un carácter de Facultad. No sé si pasa, quizás en una facultad más chica puede ser que pase, pero habiendo 12 talleres…Pero bueno, lo que vi ayer, o lo que se muestra en las exposiciones, es que hay una mirada uniforme de la facultad. No hay planos diferentes todavía, creo que eso no hace bien. Uno puede tener una lectura uniforme, pero es raro que en 12 talleres que hay 12 libertades de cátedra tan marcadas, haya uniformidad, eso no debería suceder. En la Universidad Di Tella, por ejemplo, que es más chiquita, eso es más marcado, además es un ámbito privado, así que la línea de trabajo es personal y bueno, han elegido tener un campo de trabajo experimental digital, porque piensan que es el camino, pero también hay 1 comisión por nivel, entonces casi toda la Universidad es como nuestro taller de Teoría: 1000 alumnos, no es nada.
|PC| En la Universidad Di Tella, ¿Hace cuánto que estás?
|PRL| Este año no estoy, estuve 2 años en distintas materias. Para mí es un ámbito fantástico, para trabajar, buenísimo, por comodidad, y por vínculos con distintas miradas sobre la cosa. Hay una mirada fuerte que eso, el campo experimental con una construcción digital fuerte. Pero al ser un ámbito privado, donde los alumnos pagan para eso, está bien que suceda así, pero me parece que si hay una línea de fuga en esta comodidad, pasa por ahí, ese espacio de trabajo está buenísimo. Las discusiones que se arman entre ellos, los invitados que traen; hace 2 o 3 años vino Mario Botta a la FAU, nos llaman de la embajada de Suiza, que teníamos a Mario Botta para traerlo, yo había propuesto el aula 16, donde entran 30 alumnos, y terminamos con 700 personas ahí. Pero la verdad que Mario Botta, en el momento en el que estamos, no aporta nada, no tiene nada que uno no pueda haber visto en los libros y además viene y cuenta su obra, no sirve como estímulo para otras cosas. En el ámbito de Di Tella, esos tipos ya están como más elegidos para generar líneas de trabajo distintas, por ahí no es conocidísimo, pero es súper interesante. Y a veces en un ámbito público uno no se puede jugar a eso porque le puede salir mal, y es plata invertida que es del Estado, y es una condición distinta. Di Tella en eso, como ámbito de trabajo, es genial, y está Ciro Najle, Sergio, Julián Varas, Ana, tipos fantásticos que tienen una mirada de la disciplina súper estimulante, y nueva, sobre todo nueva, que me parece que es interesante, para poder ver otras cosas y salirse de lo que uno está acostumbrado a ver. Y lo ves en la ciudad… Cuando vino Franco Purini hace unos años, dijo algo que para mí fue tristísimo: recorrió la ciudad de La Plata y dijo ´en esta ciudad no pareciera que hubiera una facultad de arquitectura´ y tiene razón. Además es una facultad de arquitectura que es muy importante para nuestro país, con muchos alumnos, con muchos docentes, con mucha gente involucrada. La verdad es que hay algo que no está pasando, hay algo que no va. Entonces esa es una de las cosas que es súper movilizante y deprimente, porque tiene razón. En Buenos Aires, en Rosario, en Códoba, uno ve otro espíritu en la calle, y acá cuesta, casi que el mercado nos gobernó. Y la mirada también nuestra de la ciudad, y eso se enseña en la facultad, que es lo más triste. Hay una mirada fija de cómo tiene que ser la Ciudad de La Plata, que no te permite mover. Yo a propósito, cuando hablamos de la ciudad, digo que en parte, de la inundación somos responsables nosotros desde la facultad, porque nunca se enseñó que en la Ciudad de La Plata hay agua. Nunca nadie vio la topografía, y de repente ahora todos hablamos de que pasa agua por debajo, ¿cómo puede ser que nunca vimos eso? El caso más increíble es el de la manzana del mercado. Si hablás con la gente, te dicen que tiene que ser una plaza, un espacio público…pero claro, si ponemos una plaza ahí, se va la traza original, entonces ´no se puede´ y eso inmoviliza. Y ahí está, inmovilizado, un lugar central y es un estacionamiento. Pero ese es el problema nuestro, el de no animarnos. Además ves otras ciudades en el mundo, y todas, de alguna manera se mueven, la traza, cómo se organizan, cómo crece para un lado o para el otro…
|PC| Lo que pasa es que La Plata tiene un inicio muy especial y muy marcado que por ahí la limitó para siempre, o no sabemos…
|PRL| Sí, yo creo que sí, pero como un ideal, un ideal que nunca sucedió, y capaz que en un punto falló, o capaz que no. Pero como está la cosa hoy, vemos que no es ése el camino, aunque sea en esta mirada que intentamos mantener, por lo menos de dudar, o de mirar otra cosa. Si vos le preguntás a un alumno cómo es La Plata, te dibuja un cuadrado, las diagonales, las plazas cada tanto, y eso no es la ciudad. Hay otras cosas, nadie habla ya de la ciudad en términos generales de toda la organización, podés hablar de un pedacito, de una organización de una hectárea, 2 hectáreas. Pero la mirada urbana totalizante es de hace 200 años.
|PC| Y en relación con eso, ¿Cómo es la actividad que ustedes realizan en el Instituto de la Vivienda?
|PRL| En el Instituto yo estoy desde el año 2000/2001, últimamente no hay tanto trabajo, y ahí se hacen viviendas sociales para distintos municipios de la provincia. Es un trabajo súper interesante si estuviera un poco mejor orientado, las políticas de hoy del Estado no acompañan eso. Si vos ves viviendas de hace 20 años, las primeras viviendas sociales de Alfonsín, de los 80, hay otra idea de lo que tiene que ser una vivienda social. Hoy en día ya le cambiaron el nombre y son ´soluciones habitacionales´ y pasamos de 60 m2 a 45m2, y ahora vamos por 12/15/20 m2, y como se pueda. Además, el 95% es vivienda individual, y eso afecta a la ciudad también, pero sobre todo en el interior, hay ciudades del interior que la mitad es vivienda social; no digo que esté mal, pero es simple vivienda/lote, con ese arraigo que se siente por la tierra, y la vivienda colectiva se va dejando de lado. Estamos trabajando en un proyecto de 200 y pico de viviendas, pero por las malas experiencias que hubo está como mal vista, pero también para la ciudad, la vivienda colectiva es funcional. Además, si uno ve los planes, las viviendas en nuestra ciudad están cada vez más lejos, con lo cual esa relación con la ciudad es más lejana, de aislarlos, y no permitir que se acerquen. Lo de Aravena en Chile, era interesante porque justamente tomaba espacios dentro de la ciudad, y hacía viviendas, quizás eran menos, 8, 10, 20, pero son parte, no es solamente darles un techo, y un techo en el peor sentido, cuatro chapas que hagan de techo. Podría ser un espacio en donde uno pueda proponer algo más. El tema es que si vos das 12/15 metros por famlia, les das a más familias…
|PC| ¿Y eso queda ahí, o tiene libertad de crecer?
|PRL| Sí, claro, pero es poca plata y podés construir poco, no se puede hacer mucho con eso, y aparte la gente no tiene muchas posibilidades, de saber o de conocer qué se puede hacer con eso, con qué materiales, ni tiene el dinero para poder hacerlo, pero eso habla también de la construcción de nosotros como sociedad, como disciplina, ¿qué se puede proponer para que esto suceda? Pero volviendo un poco al ámbito del Instituto, es un espacio que está buenísimo para hacer un montón de cosas, porque de hecho hay cosas que podés hacer desde ahí y en otros ámbitos no, porque estás trabajando desde el Estado, y está buenísimo; pero el Estado no acompaña tanto como debería ese tipo de políticas. Está quizás más pensado en términos políticos que en la gente misma. Yo entiendo la mirada política que es llegar a 2 familias en vez de a 1, pero en eso decrece la calidad espacial, habitacional, territorial, cada vez nos conformamos con menos, entonces todo es más difícil. El ámbito de trabajo está buenísimo, pero lo que está sucediendo no tanto, entonces nos peleamos bastante, vamos haciendo algunas cosas que nos van dejando, y vamos proponiendo y acercando ideas sobre eso, dentro de lo que se puede. Y además decimos que somos la cátedra más reunida de la facultad, porque estamos ahí todas las mañanas viendo eso y hablando estas cosas, que son las que nos divierten y nos gustan.
|PC| Bueno, volviendo un poco a lo que es tu vida cotidiana o tus intereses ¿querés contarnos un poco cómo sería un día de tu vida?
|PRL| Bueno… yo tengo una familia, vivo con mi mujer Laura, que es psicóloga, y mis dos hijas Emma y Sara que tienen 10 y 7 años. Así que mi vida es una vida de familia a pleno y estoy muy contento de que sea así. Si hay cosas que disfruto es estar con mis hijas y mi mujer. Estar en casa, con todo lo que eso conlleva, la cotidianidad y todos los problemas de la convivencia. Mis días son en familia, trato de que los fines de semana sean en familia a pleno, lo máximo posible. Alguien me dijo alguna vez que los chicos crecen muy rápido y hay que disfrutarlo, y la verdad es que te das cuenta de eso. Cada etapa de la vida de las chicas tienen cosas distintas, divertidísimas, y hay algunas que nos vamos olvidando. A mi hija más chica, Sara, se le ocurrió el otro día ponerse a ver videos de cuando era más chica, de hace 6 o 7 años, y ves los momentos de cada una. Te vas divirtiendo de maneras distintas, vas aprendiendo un montón de cosas, te vas encontrando con un montón de cosas, te vas viendo vos y decís ‘’no puedo ser tan rompe con ellas’’ (risas) pero estás ahí filmado, escrachado y es parte de tu vida. Lo que te quejabas de tus padres pasa ahora, se repite, y es así. Mi cotidianidad es en familia, un día típico es levantarnos y llevar a las chicas a la escuela, uno vive de ser remis (risas). ’Llevame… tráeme…’ ‘hoy te toca’… es un poco eso. Vivimos a los saltos. Para organizarnos con Laura es ‘¿hoy vos qué haces? ¿Yo qué hago?’. Vivimos en Gonnet desde hace 13, 14 años en una casa que no hice yo, la compramos hecha. Digo esto porque a mis amigos les hice a todos la casa y no hice la mía (risas). Todos pasaron por el estudio pero nosotros no. En ese momento convenía comprar la casa y compramos la casa pero la rehicimos toda. No hay un espacio igual a como estaba cuando la compramos pero fue a lo largo del tiempo. Vamos haciéndole cosas, vamos cambiando cosas, vamos viendo qué necesitamos.
|PC| Como lo que hablábamos de la ciudad ¿no? Tiene que ir cambiando…
|PRL| Sí, totalmente, principalmente por mis hijas. Van buscando sus espacios, ocupando espacios, van liberando otros… Y mi estudio está en mi casa, tiene que ver con eso, está ahí. Entrás a mi casa y lo primero que ves es el estudio. Tiene lo bueno de poder estar en mi casa trabajando y poder estar en familia, las cosas que disfruto. Y lo malo de no poder escaparme, tener que pedir silencio y que no molesten. Pero bueno, elegí eso antes que tener que irme a otro lado y salir de casa a las 8 de la mañana y volver a las 10 de la noche. De esta manera, tiene la contra de que no paro: tengo un huequito el sábado a las 5 de la tarde y estoy en el estudio. Es una dinámica que me permite ocupar huecos. Puede ser que un día de semana a la mañana esté ahí, o un domingo a la tarde esté trabajando, o no… depende de las urgencias del estudio y del trabajo cotidiano. Pero con eso convivimos y decidí que esté fusionado. Es parte de nuestra cotidianidad…
|PC| Y además de la fotografía, que nos contaste hoy, ¿hay alguna otra área que te interese?
|PRL| La música, compro discos. Nunca dejé de comprar discos pero me cuesta encontrar alguna disquería. En Buenos Aires hay y acá hay alguna que otra. Eso sí disfruto, escuchar música, comprar discos, ponerme a escucharlos. Aparte de la arquitectura ¿no?
|PC| ¿Qué música escuchás?
|PRL| De todo un poco… rock, jazz, la radio. Cuando empecé a escuchar música, en los 80, que tenía 10/12 años, estaba la ‘’Rock and Pop’’ que era una línea fuerte. En ese momento en esa radio pasaban música y había un locutor que anunciaba el tema. Esa fue mi formación musical: la ‘’Rock and Pop’’ así, de esa manera, sabiendo quién cantaba y qué tema. Grabando, cosas que ahora no pasan. Así que siempre la música estuvo… Cuando tenía una entrega en la facultad, iba a la disquería y compraba 5 o 6 discos para escuchar durante la entrega, era una cosa que hacía frecuentemente.
|PC| ¿Y algún instrumento?
|PRL| No… de chico me gustaba la guitarra, es una de esas cosas pendientes que uno tiene. Dedicarse más a eso, la guitarra, el piano, nunca toqué el piano pero me imagino que debe estar bueno (risas). Me encantaría, pero hoy creo que son los tiempos de hacer otras cosas y no quiero escaparles. Estoy en una edad en la que quiero consolidarme con algunas cosas que me interesan más, dentro de lo mío, de la disciplina.
|PC| Yo escuché una vez a alguien decir que no está bueno saber todo…
|PRL| No, no se puede, porque además uno se obsesiona. Y si quiero tocar la guitarra me gustaría tocarla bien, sararear con la guitarra nunca (risas), para disfrutarlo, porque si no es como hacer un deporte y no saberlo, no lo disfrutás o disfrutás la mitad. Y eso me llevaría tiempo y no, entre eso, la familia, no tengo espacio… hay que elegir.
|PC| ¿Te gusta viajar?
|PRL| Sí, viajamos mucho por suerte en familia. Desde chiquito siempre viajamos y con la familia ahora también. Recorrimos bastante dentro de Argentina y afuera cuando podemos escapamos. Las chicas, mis hijas, todavía son chicas, pero me parece que parte de su aprendizaje es conocer otras cosas. Ver y no asustarse. Cuando yo era más chico era más difícil viajar porque estaba mucho más caro, nombrabas Europa y era una cosa lejana. Bueno, hoy no es fácil, pero estamos más cerca. Y creo que si nosotros podemos inculcarles eso de ver otras cosas, aceptar diferencias, ver cómo se vive en otros lugares, otras costumbres, está buenísimo y lo hacemos lo más frecuente posible. Con amigos, en general, o solos. Y a caminar, a andar…
|PC| ¿Tenés algún recuerdo de algún viaje en particular, algún lugar que te haya marcado?
|PRL| Bueno, empezamos hablando de cuando era chico que estuve en Bolivia. No volví al mismo lugar donde había estado que era Santa Cruz de la Sierra, pero pisé Bolivia una vez que fuimos a La Quiaca con Laura y una de mis hijas (la otra todavía no había nacido). Pero no, no volví a ese lugar, me gustaría volver a Santa Cruz, en algún momento voy a hacer ese viaje otra vez. Tengo también recuerdos de cuando era más chico de haber ido de mochilero al Sur, haber acampado enfrente del glaciar, ir a Ushuaia, estar en la naturaleza. La verdad ahora no lo haría de esa manera, pero era agarrar la mochila e ir andando… eso es parte de poder ver. Después, los primeros viajes que hice con mi viejo a Europa, cuando estaba estudiando Historia 1 o Historia 2, fui a Roma y a Florencia y la verdad es que me quedé encantado con eso. Ahí fue el único lugar en el que sentí que se me puso la piel de gallina frente a un espacio, en la Fontana di Trevi en Roma, no me preguntes por qué. Quizás fue por cómo vas llegando en la ciudad, que te vas metiendo por pedacitos chiquitos, vas sintiendo el agua y después te enfrentás con eso que es una cosa importante. Y bueno, ahora seguimos viajando cuando podemos. Terminamos un viaje y decimos ‘bueno, paremos un poco’ y ya estamos programando el próximo (risas). Siempre nos íbamos a Brasil en verano y estos últimos años decidimos cambiar y conocer otros lugares que está bueno. También hemos ido en grupos de a 15 de vacaciones, con amigos e hijos, con estos amigos que te contaba del club que todos tenemos hijas, porque son todas mujeres y de la misma edad, así que la pasamos bárbaro. Y después, cuando hacemos viajes más urbanos, es eso, caminar, conocer, encontrarse con obras que uno estudió siempre, sacar muchas fotos y aprender de otras cosas, que está bueno. No tenerle miedo a eso, a encontrarse con otras cosas que siempre ayudan. Viajar es un gran aprendizaje. Dos, tres, cuatro viajes por año, donde sea, desde Neuquén, el interior de la provincia o afuera, intentamos hacer porque nos gusta. Creo que para mis hijas es un aprendizaje en sí mismo que está bueno.
|PC| Y en relación con tu estudio o tu actividad más concreta por fuera de la facultad y de lo que es el Instituto ¿cómo es?
|PRL| Yo tengo mi estudio, que mi estudio soy yo (risas) porque está en mi casa además, y depende del tipo de trabajo, me asocio con alguien o pido ayuda a gente que trabaja para el estudio. Creo que la ciudad de La Plata no da para una estructura muy grande, o por lo menos mi estructura no puede ser tan grande porque yo hago más que nada viviendas, casas unifamiliares, hice algún edificio y algunas otras cosas pero ese es el centro. A veces eso necesita mucha producción que se contrata para ese momento, a veces no tenés que producir sino que tenés que estar en la obra, o a veces tenés que proyectar, que eso lo hago yo. Entonces, hay mucha fluctuación de tipo de trabajo y mantener una estructura para eso no me rinde, no lo podría hacer. Lo intenté, pero tendría que estar generando nuevo trabajo para poder mantener esa estructura y no tengo ni tiempo de generarlo, de pensar en hacer concursos o ese tipo de cosas. He hecho trabajos con Raúl Arteca, con Pablo Szelagowski, con mi hermana cuando estaba. Mi hermana falleció hace algunos años, también arquitecta, he trabajado con ella haciendo algunas obras. También tengo gente que va a las obras, que hace seguimiento de obra más día a día. Pero bueno, el estudio es eso… más que nada son viviendas y alguna otra cosita que siempre hay. Pero tampoco me da el tiempo para seguir haciendo cosas, no se puede (risas). Entre eso, las revistas de la facultad, los libros de la facultad, los dos talleres, porque además todo eso lleva reuniones, encuentros, pensar qué se puede hacer y qué no, hay que estar. Se va avanzando parejo en todo y va todo junto, lo que hacés en un lugar también sirve para el otro, vas mezclando y de eso se trata también un poco.
|PC| Y la línea que tienen ustedes en las cátedras ¿podés aplicarla?
|PRL| Sí. A nosotros en realidad nos acusan de que somos demasiado teóricos: ‘Estos talleres son muy teóricos’. Hace poquito leí a alguien que decía que un proyecto teórico no es más abstracto, sino que es aquel que usa bien las palabras. Con esa definición, que es muy sencilla, lo que nosotros hacemos es construir un sistema de procedimientos y eso es aplicable en todos lados, eso lo hago. Me torturo, porque a veces no sirve de nada, pero es parte de eso, de probar cosas. Y la docencia te nutre. Para mí son dos partes importantísimas: proyectar y enseñar, las dos son centrales y van de la mano. Si nosotros enseñamos sistemas o procedimientos, es lo que hago en el estudio. Creo que estamos en un momento de la disciplina plural, diversa, múltiple, en donde cada uno de nosotros tiene una mirada distinta. Y si nosotros enseñamos a construir una mirada, o que los estudiantes hagan lo que yo hago, estamos en un problema. Entonces, enseñamos procedimientos, procedimientos que posibiliten cosas. Después discutimos qué decisiones o qué eligió cada uno y podemos ponernos a discutir. El otro día leía una entrevista de Peter Eisenman en donde hablaba de lo paramétrico, criticándolo, porque decía ‘si yo le pido a un estudiante que haga una taza y me trae 50 tazas para mí es un problema, porque yo le pedí una, no 50. Yo sé que se pueden hacer 50, pero yo quiero una. Yo no voy a Starbucks, porque me da 50 cafés; yo voy al café de acá abajo que hace EL café.’ Hay una decisión en esa decisión final, pero me parece que podemos discutirla. Y nosotros desde el otro lado tenemos que enseñar a abrir, a mostrar procedimientos, a dar herramientas que permitan lo múltiple, porque si no es una discusión de uno contra otro y siempre el docente es el que tiene el ‘’poder’’ porque es el que termina de aprobar, justamente, o desaprobar, y ese es un problema difícil de romper. Y es por eso, porque soy muy crítico, que no muestro mucho lo que hago y menos en la facultad. No me parece que sea el ámbito, porque si tengo una foto de una obra del Corbu y una foto de una obra mía, no puedo elegir una obra mía para hablar de arquitectura. Me parece como obsceno directamente; y eso pasa. Hoy el ámbito para poder elegir material es múltiple, ya no hay que escanear nada, buscás y listo. Corbu, Wright, Koolhaas y una obra mía (risas). No, yo quedo ahí; está buenísimo pero para mí. Eso no quiere decir que uno no tenga que exponerse, ya llegará el tiempo. Hoy hablábamos un poco de eso, de qué mostrar y cómo. Pero como transmisión y parte de la docencia me parece que hablar de uno en eso no se puede. Por eso me cuesta este momento, hablando tanto de mí, cosa que no hago nunca. Y menos hablar una hora seguida, ya ocupé todo mi lenguaje por todo este día, puedo llegar a mi casa y no hablar (risas).
|PC| Y en relación con lo que es la estructura de Paralelo Colectivo, que ya charlamos un poco, ¿creés que es algo posible?
|PRL| Está buenísimo. Todo lugar que se genere para pensar y para hacer cosas me parece que está bárbaro. Ustedes lo plantean como una estructura abierta, abierta de gente, de disciplinas y de acciones ¿no? Sí, con esas cosas es importante exponerse, contar lo que hacen, mostrar distintas posibilidades. Quizás, primero, construirse una base sólida de lo que ustedes piensan; no porque esa tenga que ser la letra fija, sino poder hacer cosas e ir construyendo un background de lo que ustedes van a ser. Y después socializar y mostrar, porque me parece que se trata de eso lo que ustedes se imaginan también. O poner en palabras algunas cosas, poder discutir de alguna manera. Lo hacen seguramente porque tienen un sentido crítico por algo que no les gusta, o porque tienen una mirada distinta de algo, me parece que está bárbaro. Todavía no se recibieron, están en eso… es lo que decíamos antes, uno no puede enseñar pasión, pero valora cuando está. Una vez invitamos a un jury a Ciro Najle, y le preguntó a un estudiante ‘Cuándo hacés ese trabajo, ¿con qué te divertís? ¿Cuál es la parte que más te gusta de tu trabajo? Porque parece que le hiciste caso al docente en todo lo que te dijo. ¿Vos dónde estás?’. Me parece que eso es central, es lo que intentamos transmitir y estos espacios que ustedes están generando es lo que logran, por lo menos pensar que el otro no tiene la verdad. Nosotros trabajamos también con eso, con la construcción de la no verdad, poner todo en duda. Si nosotros decimos algo: cuando dicen todos que sí, yo dudo; cuando viene un estudiante y propone algo distinto o algo que se corre un poco me parece mejor. Vos me preguntabas por la relación con el proyecto, con el estudio, y todo el tiempo pasa eso. Estás todo el tiempo haciendo otras cosas y negociando, de alguna manera, con otro, o proponiendo algo distinto, algo que creés que es superador, algo que se corre un poco de lo que venía dado. Y estos espacios me parece que son para eso: para ver algo distinto, para proponer algo y pensar en otras cosas. Me parece que está bárbaro y ojalá tengan energía para soportarlo (risas). Es difícil…
|PC| Todavía se nos hace un poco difícil lo que es la práctica más concreta, la obra, el proyecto concreto en sí. Ahora estamos generando estos espacios…
|PRL| ¿Por qué necesitarías la obra?
|PC| Porque es una parte importante para todos nosotros, poder aplicar parte de las cosas que pensamos y poder transmitir…
|PRL| Por ahí pueden empezar a través de concursos, proyectando. O intervenciones… no siempre uno tiene que trabajar con dinero (con dinero me refiero a poder hacer edificios, casas, etc.). El año pasado vinieron los chicos de Entre Nos, de Costa Rica, que trabajan en comunidades cerradas haciendo lo que pueden con lo que hay y hacen cosas bárbaras. Disciplinarmente, no socialmente; porque ahí a veces se confunde lo que podemos hacer desde la facultad con una cuestión social y con una cuestión disciplinar. Lo social está buenísimo, pero no es una cuestión académica de la facultad, nosotros hacemos otras cosas. El campo social está bárbaro, levantemos paredes juntos; pero a la disciplina no aporta, no es un problema disciplinar. Estos chicos me parece que a ese trabajo social le aportan la cuestión disciplinar que está buena, tienen una mirada de poder hacer cosas con la disciplina. Probar, experimentar y hacer, porque hacen; tienen obra interesante. Ellos cuentan que a veces tienen que sentarse a hablar con algún político, explicarle, hablar en el lenguaje que ese político entienda. Mies decía que al cliente hay que hablarle de las cortinas, de arquitectura no porque no va a entender nada y no le interesa. Son lenguajes distintos. Entonces, hay que saber hacer este tipo de cosas. Seguramente si es interesante, es viable y aporta, se va a poder hacer. Solo hay que tener ganas, tiempo y laburo…
|cámara y edición| Daniela Squarisi
|fotografía| Lucía Wainberg
parte uno VIMEO: https://vimeo.com/138981276
parte dos VIMEO: https://vimeo.com/145448826
parte tres VIMEO: próximamente
ping pong VIMEO: próximamente